El cultivo de la vid y del vino fue una realidad en Tierra Estella hace dos mil años, como lo testimonian los numerosos restos arqueológicos de lagares, cerámicas y bodegas datadas en la época de dominación romana. Esta cultura vitivinícola se mantuvo durante la alta Edad Media al abrigo de los monasterios, donde los monjes eran sus principales difusores.
El enoturismo, contribuye a generar experiencias únicas. Invita a experimentar vivencias y realizar actividades memorables, mucho más que visitar un determinado destino.
En la localidad se sitúan las BODEGAS CASTILLO DE MONJARDÍN. Durante los últimos 30 años, le han sido otorgados más de 100 medallas internacionales e importantes publicaciones. Las fincas se encuentran orientadas al sol, a unos 600 metros de altitud, aireadas por el viento del “Cierzo”. Se elaboran unos vinos singulares llenos de intensos aromas, sabores elegantes y estructura firme.
Permite la celebración de BODAS y otros eventos.